La fangoterapia es una práctica que viene utilizándose con mucho éxito desde tiempos inmemoriables con éxito.
Sus propiedades nos ayudan a tener un mejor aspecto y una piel más radiante. Por algo en la actualidad, es uno de los tratamientos más conocidos y demandados tanto en centros de belleza como en balnearios.
Algunos beneficios de los tratamientos de Fangoterapia.
Reafirman el tejido capilar. Contribuyen a la formación de colágeno, a la vez que hidratan la piel. Adicionalmente, desarrollan una importante acción drenante y desintoxicante.
Reequilibran las células de la epidermis. Eliminando toxinas, absorbiendo impurezas y regulando la secreción sebácea.
Combaten la celulitis y la retención de líquidos. Actuando sobre el sistema circulatorio, venoso y linfático y facilitando el retorno venoso. Con ello se eliminan toxinas y se descongestionan las piernas.
Eliminan grasa. Mediante su acción termoactiva, eliminan grasas y combaten sobrecargas de peso, por lo que se recomiendan en tratamientos adelgazantes y reductores.
Estimula la relajación y descontracturación muscular. Aportando un efecto suavizante y remineralizante del tejido.
El principal componente de la fangoterapia es el barro o arcilla, elemento que aporta los minerales necesarios para el organismo, como el hierro, el calcio, el potasio o el azufre. Suele contener también magnesio, que ataca los radicales libres, otorgando mayor firmeza y elasticidad a la piel; silicio, cobre y zinc, que son los encargados de la producción de colágeno y elastina; cobalto que elimina las células muertas; azufre que mantiene la pigmentación de la piel; selenio con efectos antioxidantes, que previene la degeneración celular y activa la circulación.
Aplicación y contraindicaciones
- Hay muchas maneras de aplicar el barro: en baños, envolturas, cataplasmas, compresas, masajes, etc.
- En cualquier caso la aplicación debe hacerse de forma parcial, ya que cuando se realiza sobre más del 50% la superficie corporal, se pueden dar cambios en la frecuencia cardíaca y respiratoria.
- Dependiendo del efecto deseado, se puede aplicar a temperatura ambiente o ligeramente superior a la del cuerpo, entre 30 y 50 grados. Con ello se logra abrir los poros, dilatar los vasos sanguíneos facilitando así su absorción.
- La fangoterapia no es aconsejable para los enfermos del corazón y en casos de insuficiencias respiratorias, enfisemas o tuberculosis pulmonar.
- Asimismo está desaconsejada cuando existen problemas circulatorios graves como son varices (debido al calor que desprende el lodo), y en ningún caso hay que aplicarla en pacientes con tromboflebitis o cualquier tipo de hemorragia, incluidas las úlceras gástricas y duodenales e incluso durante la fase menstrual.
- Deben de abstenerse también los epilépticos, las embarazadas y las personas afectadas de tumores malignos.
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